La primera procesión del Cristo de Pachacamilla ocurrió en 1687, cuando otro terremoto sacudió a Lima nuevamente.
Es por ello que Sebastián de Antuñano mandó a hacer en lienzo una copia del Cristo que figuraba en el muro y lo sacó en procesión a recorrer las calles de la ciudad. Al conmemorarse el primer aniversario del terremoto del 28 de octubre de 1746, la imagen tomará la costumbre de salir el 28 de octubre, visitando calles, templos, monasterios y hasta ramadas. En realidad son dos imágenes las que salen en procesión cada mes de octubre: una, el lienzo con la copia del Crucificado del muro, y otra, la de la Virgen de la Nube, devoción ecuatoriana que la madre Antonia trajo al Perú.
Las andas de plata del Señor de los Milagros son llevadas por 32 miembros de la Hermandad de Cargadores del Señor y tienen un soporte de madera de roble. Solamente en plata su peso es de 450 kilos. Los cargadores obedecen
a su capataz general y a un subcapataz y están organizados en cuadrillas, cada una con su propio jefe. También hay una hermandad de sahumadoras, las cuales portan antiguos y ricos sahumadores de plata, y una de cantoras; finalmente hay un martillero que da la orden de detenerse y de continuar la marcha de la procesión. Todas estas personas visten de color morado. La anda sale de su sala especial en el monasterio de las Nazarenas por la puerta grande que da a la avenida Tacna e ingresan al templo. Allí la imagen recibe el saludo y el amor de miles de devotos.
OBJETIVOS DE LA HERMANDAD
Objetivos Generales
El objetivo principal de la Hermandad es la conservación y la promoción de la fe y de la veneración a la Imagen del Señor de los Milagros o “Cristo Morado”, como también la difusión de este culto entre los, migrantes peruanos y las comunidades cristianas residentes de la ciudad de Salt Lake City.
LA HERMANDAD
El 3 de mayo de 1766, se acepta hoy como fundación
de la Hermandad del Señor de los Milagros. Corrían los días del gobierno del Virrey Amat en que fundaron formalmente, las cuatro primeras cuadrillas, pues las procesiones que ya se venían realizando, no eran organizadas como hoy, por cuadrillas especializadas, aunque sus cargadores ya vestían el hábito morado. En ciertos documentos de la Hermandad, aparece como fecha de fundación el año de 1651, año este que se acepta, como inicio del culto al Señor de los Milagros por los esclavos angoleños. Avancen Hermanos... Avancen que el Señor está encima Treinticuatro hermanos sobre sus hombros, van llevando por las calles de Lima, al venerado Señor de los Milagros. Lo hacen como dice su Himno: "Con paso firme de buen cristiano" Son los hermanos que hacen posible que al paso de la efigie, aunque aún no lo establezca el calendario oficial, es el testimonio de fe católica. Los hermanos van anillados portando sus cirios y avivando el fuego de sus humeantes sahumadores de plata. El hábito morado se impone. Todos marchan lentamente, es un oleaje humano. Una multitud que acompaña, de lento y ordenado caminar, respeta la disciplina de los hermanos. La máxima autoridad de la Hermandad es el Mayordomo General, que desde 1946 es designado por el Arzobispo de Lima y por tres años. Cuenta con un Director Espiritual y Delegado General; un Primer y Segundo Mayordomo; cuatro secretario con sus respectivos subsecretarios y otros que ven por distintos aspectos de la Hermandad.Varios miles integran la Hermandad de Cargadores del Señor de los Milagros, entre los cuales se encuentran también, personalidades del ámbito político, cultural y deportivo. A ello hay que sumar que las andas también han sido cargadas por dignatarios, alcaldes y sencillas personas.
¿PORQUE COLOR MORADO?
En 1677. Antonia Maldonado había nacido en Guayaquil,
Ecuador, pero desde muy joven tuvo noticias de la existencia de la devoción al Cristo Morado de Pachacamilla. Su austera y piadosa vida estaba consagrada al culto del Señor.
Ilusionada por los relatos que había escuchado de sus paisanos, es su peregrinación a Lima para adorar al Señor de los Milagros, Antonia, no dudo en viajar a la capital peruana junto con sus progenitores. Tenía solo veinte años cuando recala en Callao.
Afincada en el primer puerto, conoce al noble Alonso Quintanilla, quien queda prendado de su belleza, estando dispuesto a desposarla pese a sus constantes negativas. Ese rechazo se convierte en aceptación cuando interviene la madre de la joven guayaquileña, persuadiéndola para que contraiga matrimonio con el noble galán limeño.
Tiempo después, sin haber consumado el matrimonio, Alonso fallece repentinamente sumiendo en el dolor a su joven esposa, quien se sentía culpable de no haber correspondido al noble sentimiento de su esposo. Desde entonces su devoción se incremento, más aun cuando pudo ser partícipe de la Procesión del Señor de Pachacamilla.
Tal era su devoción que llega a formar uno de los primeros beaterios de las Nazarenas, pionera de la futuras Sahumadoras y Cantoras de la Hermandad. Como se había trasladado por los alrededores no duda en alentar al vecindario para que la acompañen en su devoción al Cristo de las Nazarenas. Habiendo reunido a un numeroso grupo inicial, acuerdan optar por una vestimenta de color morado que las identificar con su actividad benefactora.
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